Erase una vez...
Un día, Teresa me contó que cuando era niña, hizo una caperucita que servía para guardar agujas, alfileres y dedal.
Con el paso del tiempo, su caperucita se había deteriorado y Teresa quería hacer otra, pero no sabía sacar los patrones.
Me enseñó su caperucita para ver que se podía hacer... y me la quedé.
Después de un tiempo...
Se la devolví junto con un paquete, el cual no debía de abrir hasta llegar a su casa...
No quedó igual que la suya, porque hice alguna modificación...
Teresa se puso muy contenta!!
Y...
Colorín, colorado...
Este cuento, se ha acabado.
Eva
pues me encanta tu caperucita!!!!!
ResponderEliminarun besito
carmen
¡¡¡preciosa¡¡¡ tan divina y delicada mas que 10¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarEs una chulada!!! Seguro que es más bonita que la original.
ResponderEliminarBesicos