Abandonada se encontraba la botella de anís del
famoso ¨primate¨ y, esperando a ser rellenada de otro líquido para alguna
especialidad suculenta de las que mi madre suele hacer, o tal vez, ser llevada
al contenedor, la he tomado en propiedad para darle otro aire y no precisamente
de cierzo.
La composición ha sido
sencilla y para eso he aprovechado trozos de material que tenía y que
posiblemente no iba a utilizar. Con un trozo de puntilla, cordón, un dibujo de
flores y una buena lazada de organdí, la botella ha sido remozada para una
temporada.
Eva
te ha quedado monisima nunca mejor dicho jejejejejejeje
ResponderEliminarMaribel, gracias!!
ResponderEliminarBesos ;)