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lunes, 20 de agosto de 2012

¡Qué monada!

Abandonada se encontraba la botella de anís del famoso ¨primate¨ y, esperando a ser rellenada de otro líquido para alguna especialidad suculenta de las que mi madre suele hacer, o tal vez, ser llevada al contenedor, la he tomado en propiedad para darle otro aire y no precisamente de cierzo.


La composición ha sido sencilla y para eso he aprovechado trozos de material que tenía y que posiblemente no iba a utilizar. Con un trozo de puntilla, cordón, un dibujo de flores y una buena lazada de organdí, la botella ha sido remozada para una temporada.
                                                            Eva

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